«Soy una comunista arrepentida, pero fidelista de corazón»
Por: @CcastroNoticias Hay realidades de Cuba que no se ven o que se exageran en el exterior, los términos medios son poco evidentes, hay que recorrer las calles de La Habana para saber lo que sienten y viven los cubanos hoy.
Junto con mi familia viajamos de vacaciones a Cuba, la cortesía y cariño de los cubanos residentes en la isla se manifestó desde el mismo aeropuerto, después de cruzar las casillas de inmigración una mujer de aspecto de matrona es la primera que con frases de carillo da la bienvenida a su país, a ella es a quien se le entrega un formulario en el que se manifiesta el estado de salud.
Tomamos un taxi para que nos llevara del aeropuerto José Martí al hotel en el que me hospedaría, fueron unos 40 minutos durante los que, sin preguntarle, el conductor dejo ver que se sentía infeliz por no poder salir de Cuba, que su curiosidad siempre ha sido viajar y conocer otros países como Colombia, pero que Cuba para ellos es como una cárcel que aunque gigantesca no deja de ser cárcel y lanzó una frase que de entrada impactó: “estar así es mejor estar muerto”.
Era madrugada y tras llegar al hotel pasamos la primera noche en La Habana con dos sensaciones, la amabilidad y felicidad de quien me dio la bienvenida y la del inconforme que me transportó al hotel.
Primer día en la capital cubana, optamos por no preguntar, no había necesidad, cuando los cubanos del común sabían que éramos colombianos preguntaban por personajes, telenovelas y seriados como: Margarita Rosa y su novela Café con aroma de mujer, por La Saga, Sin senos no hay paraíso, el capo y hasta por Pablo Escobar.
La primera gran sorpresa para quienes recorríamos por primera vez a La vieja Habana, fue evidenciar que en cada cuadra había una institución cultural, podía ser un museo, una galería o un taller de arte.
Autenticas mansiones del pasado con arquitectura que deja boquiabierto a cualquiera, son la residencia de museos como el de La Revolución, de los capitanes generales ó del mismísimo Napoleón Bonaparte, por mencionar solo algunos lujosos palacios.
Mito: En Cuba la salud y la educación son gratis.
Realidad: Hasta cierto punto sí, sin embargo conocimos a Amparo (nombre ficticio) una mujer de unos 50 años quien vive en una de esas casas vetustas que parecieran a punto de caer, nos contó que su hijo de unos quince años hace unos seis estuvo gravemente enfermo, aunque la atención médica fue excelente, no recibía los medicamentos indicados por lo que ella debía pagar de manera no oficial una autentica fortuna para que se le suministrara el medicamento adecuado con la aguja precisa, también debía pagar para una oportuna atención durante el tratamiento.
Amparo es al perecer una antigua revolucionaria que no escatimaba oportunidad para marchar a favor de los principios revolucionarios cubanos, afirma que con lo que le pasó se sintió tan decepcionada que ahora es “una comunista arrepentida pero fidelista de corazón”, agregando que los círculos cercanos y lejanos a Fidel Castro estarían tergiversando sus determinaciones.
En cuanto a la educación, un hombre que nos pidió ayuda económica nos aseguró que debía pagar para lograr beneficios para su hijo de ocho años, pagándoles a ciertos profesores su hijo tendría mayor atención e interés por parte de los maestros.
Mito: La seguridad en La Habana es óptima.
Realidad: La tranquilidad que da la seguridad es una de las evidencias que resaltan para quienes vamos de convulsionadas metrópolis, no importa l hora o lugar de La Habana se puede portar joyas o manipular equipos costosos, nadie pone en riesgo al turista y por el contrario ofrece ayuda para conocer los lugares, eso me lo habían dicho antes de viajar y felizmente lo confirme.
Mito: La comida cubana es rica y económica
Realidad: La delicia y economía de su gastronomía se logra si se buscan los famosos “paladares” que no son más que antiguos locales clandestinos en donde los cubanos adecuaron para convertirlos en restaurantes acogedores, a los que para ingresar pareciera se esta descubriendo un secreto y el ambiente es lo más cercano a lo familiar.
Fuimos testigos de cómo algunos cubanos hacen de guías turísticos informales, a cambio son invitados a los restaurantes y a su vez estos “paladares” les dan una pequeña y merecida comisión, algo que no molesta a los turistas si se tiene en cuenta la agradable ayuda y compañía en la que se convierten los cubanos.
Uno de ellos, que acompañaba a un grupo de argentinos, nos contó que por el control que hay a la comida en cuba, si en su casa come carne de vacuno sin que haya sido autorizada por el gobierno, según él podría ser encarcelado hasta por cuatro años.
Mito: Mejor llevar euros que dólares
Realidad: Así lo hicimos y nos fue bien, sin embargo la sorpresa fue que en cuba existen dos monedas, el peso nacional que lo manejan solo los cubanos y el CUC o peso cambiable para los turistas, que equivale a 25 pesos nacionales cubanos.
A un cubano que se comportó extremadamente bien con mi familia, consideramos oportuno ofrecerle una cerveza, se la tomo con gusto por aquello del calor pensé, pero me sorprendió cuando luego dijo que su sueldo no le permitiría esos lujos y que había que tener en cuenta que su salario no era malo.
Mito: La Habana esta llena de carros viejos
Realidad: Se ven carros de 1955 pero también último modelo, sin embargo eso automóviles con más de 50 años de antigüedad hacen parte del encanto del paisaje, en diez días que recorrimos las calles de La Habana nunca vimos un carro de estos en problemas mecánicos o varados, se mueven hasta mejor que los modernos automóviles de origen europeo y asiático.
Los carros viejos de origen estadounidense transitan fácilmente por las amplias y modernas avenidas y autopistas cubanas, sin contaminar y sin causar trancones.
Mito: Solo hay propaganda de La Revolución
Realidad: Descansamos de la contaminación visual de nuestras ciudades, la publicidad comercial no existe aunque solo encontramos letreros y pancartas en las que la palabra revolución es repetitivita y defendida.
La exigencia de devolución de los cinco héroes detenidos en Estados Unidos es constante, los bustos de José Martí y las pinturas del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos son recordatorios insistentes.
Los dos más importantes periódicos cubanos, Granma y Juventud Rebelde, dedicaban sus páginas a la revolución.
En La Habana no se encuentran estatuas o monumentos a Fidel Castro, ya que según nos explicaban, él es enemigo del “Elogio a la personalidad”.
Mito: La religión católica no es bien vista en Cuba.
Realidad: Hay templos de la iglesia ortodoxa rusa, mezquitas musulmanas, mezquitas judías por activarse y las iglesias católica permanecen altivas encabezando plazas céntricas.
Por los días que permanecimos en La Habana, llegó la peregrinación de la virgen de la Caridad del Cobre y las filas eran bastante largas.
Uno de los cubanos que nos encontramos durante la peregrinación, nos contó que sus hijos, hoy adultos y ya padres, no pudieron hacer la primera comunión porque en aquel entonces era prohibido, a tal punto que él estuvo a punto de ser encarcelado si llevaba a sus hijos a la iglesia católica.
Mito: Incertidumbre por el futuro político
Realidad: Para muchos cubanos de a pie, no se sabe que pasará cuando desaparezcan Fidel y Raúl Castro, para la mayoría no hay un figura heredera del legado político y su temor es el retorno de los cubanos que desde el exterior hacen oposición política a la revolución, piensan que de ocurrir serían ellos los que tendrían que entonces salir de su país ante las repercusiones que dicho retorno representaría.
Mito: Hugo Chávez es un ídolo en Cuba
Realidad: No para los cubanos con los que hablamos, para quienes representa solo una ayuda petrolera que apareció en un momento oportuno.
Raya la molestia en los cubanos cuando el mismo Chávez o sus seguidores lo comparan con Fidel Castro y más cuando lo catalogan como el sucesor en Latinoamérica.
Un cochero que nos contaba historias de La Habana mientras nos transportaba, dejó ver que una aseveración hecha por Chávez hace unos años molestó a los cubanos, al parecer el presidente venezolano dio a entender que algún día Cuba y Venezuela estarían bajo su mando, lo que por supuesto molestó a los habitantes del autoproclamado único territorio libre de América.
Curiosidad en el cierre: Tuvimos la oportunidad de pasar el cambio de año en La Habana, entre las tradiciones que conocemos en gran parte de Latinoamérica la que más se repitió fue la de quienes salían con una maleta a darle la vuelta a la manzana, según nos explicaron es porque el mayor anhelo de los cubanos, es irse de viaje ó de la isla.