Qiu Xiaolong, mi puerta de entrada a la literatura china
El Periodista Hernán Restrepo hace una crítica a la novela Seda Roja (Tusquets), y asegura que el lector en Colombia puede acercarse a la literatura asiática, a través de su autor.
La crítica y una entrevista al autor fueron publicadas originalmente en el blog de Hernán Restrepo de la Radio Nacional de Colombia: http://bit.ly/gnDpG5
Nunca en mi vida había leído nada de literatura china contemporánea. Debe ser por esa razón que Seda roja, la quinta novela del escritor chino Qiu Xiaolong, fue para mí como la entrada a un universo nuevo con paisajes, códigos de conducta y personajes totalmente diferentes a los de cualquier otro libro que hubiera tenido en mis manos anteriormente.
La novela me llamó inicialmente la atención porque me sentí identificado con el conflicto de su protagonista, el inspector Chen Cao, quien debe abortar la maestría en literatura clásica china que está cursando para dedicarse por completo al caso de un asesino en serie que tiene escandalizada a la ciudad de Shangai, luego de cobrar la vida de tres jóvenes y bellas mujeres a las que deja abandonadas en la calle vestidas con un misterioso vestido mandarín de seda roja.
Pese a lo horrendo de los crímenes descritos por Qiu, la novela está llena de la belleza aportada por abundantes fragmentos de poesía y proverbios chinos, que son puestos en boca de los personajes de manera acertada por el escritor, sin sonar en ningún momento rimbombante o nacionalista.
“Desgraciadamente, los eruditos son los más inútiles”, “la importancia de la literatura perdura mil otoños”, “la suerte de la belleza es tan fina como un papel”, “no importa que el gato sea negro o blanco; siempre que cace ratas, será un buen gato”, son apenas algunos de los proverbios que encontré en la novela.
Tuve el privilegio de conversar telefónicamente con Qiu Xiaolong, quien trabaja como profesor de literatura en la Universidad de Saint-Louis, en el estado norteamericano e Missouri. “Los chinos hablamos usando proverbios constantemente. Incluso, si usted escucha un discurso del presidente chino con atención, verá que constantemente está citando fragmentos de poesía y proverbios chinos”, me explicó Qiu cuando le pregunté al respecto.
Una de mis principales inquietudes al leer la novela era el por qué de la pasión del inspector Chen por la literatura, pues no me imagino a Sherlock Holmes o a Philip Marlowe matriculados en una universidad para estudiar a Shakespeare o a Faulkner. Según me dijo Qiu, en la China de la década de los 80 era muy habitual que el gobierno le asignara un trabajo a un estudiante universitario, sin importar el campo profesional en el que se estuviera formando. “En el caso de Chen, él estaba estudiando inglés, pero le fue asignado el trabajo de inspector de policía. No tuvo elección”, sostuvo Qiu.
Pero Seda roja no es solamente una novela negra. Es, principalmente, una magistral descripción de las contradicciones que enfrenta China debido a los vertiginosos cambios que vive en medio del choque entre el viejo comunismo y el capitalismo que hace del país un territorio plagado de bolsillos llenos”, una expresión que aparece constantemente en la novela.
“… la sopa de sangre de pollo, los pastelillos de rábanos rallados, la sopa de fideos con ternera, el ofu frito con fideos finos… Esos platos que tanto le habían gustado en los tiempos en que la ociedad aún era igualitaria, cuando todo el mundo ganaba poco y disfrutaba de comidas sencillas”, eflexiona Qiu luego de que el inspector Chen visitara un templo budista.
Es realmente poco lo que se publica y conocemos en Colombia sobre literatura china. Espero que esta entrevista motive a los lectores colombianos a conocer ese rico mundo inexplorado que es para nosotros la narrativa asiática. Si lo hacen, con seguridad caerán seducidos de la misma forma en que me sucedió a mí por el efecto de la pluma de Qiu Xiaolong.